viernes, 20 de julio de 2007

Tu amante fiel.


Ahora duermes, bello ángel... y es cuando me adentro yo en tu ser...
ahora que yaces en silencio es cuando siembro amor en tu entrañas.
Ilumino tus noches haciendo nada esta distancia, respiro en tu boca
somnoliento de amor, embriagado por el susurro de tu leve respiración.
Me fundo en , mi amada, aunque de mi ya no veas nada, sigo ahí...
Te desnudo entre caricias y la brisa es mi herramienta
oh dulce flor de seda deja que resbale por tu venas...
Que sea yo y no el silencio el que disfrute de tu ser,
siendo el dueño de tu labios, siendo el siervo de tu tez.
Y es que esos labios, tan rosados como el jazmín... son la cuna de la luna
son el aposento que los mios quieren por siempre para vivir.
Déjame ¡que los quiero para mi! que es su recuerdo el que me hace subsistir.
Déjame que me adueñe de ese rubí, que anhelo con el alma... ¡Por encima de existir!
Y es mi espíritu el que cada noche...tímido pero confiado va a besarlos,
el que me trae de ellos la luz para seguir, y ese sabor tan mágico que un día dejaste en mi.
Anhelo...anhelo... anhelo... ¡Te anhelo mujer!
Despiertas en mi lo que nadie pudo hacer... cada parte de tu cuerpo...
Es anhelo y es placer... es sentirte siempre mía ...¡siempre!... como la primera vez.
Es temblar entre tus brazos, como el niño que no sabe que hacer,
que va descubriendo lo grande que puede llegar a ser...
Es llegar con mi boca hasta tu frente... es saber que ese sudor no es más que
pasión evaporada que nuestros cuerpos no pueden retener...
Te siento mía, me siento tuyo, es saber que puedo descubrir cada misterio de tu cuerpo.
Cada resquicio de tu piel pienso conquistar...lo conquistaré sin miedo, a saliva y fuego.
Lucharé contra ti, con pasión desbordada, arremetiendo furioso contra tu cuerpo, luchando hasta desfallecer.
Siento tus uñas clavadas en mi piel, fruto de esa locura que ya te hace enloquecer...
Y es que voy enredándome en tu cuello, escalando con mi lengua, mordiendo una y otra vez...
Hasta llegar a tu oreja, para susurrante palabras de amor que provocan un profundo éxtasis en el fondo de tu corazón.
Mírame ahora, fijamente... y observa a través de mis ojos, mi corazón abierto completamente,
dime ahora si no soy el único capaz de cuidarte y protegerte, dime ahora si no soy el único que puede complacerte.
Lo se... se que callas porque asientes... que soy el único al que amas tan fervientemente
y es por ello que te corresponderé sin vacilar, otorgándote mi alma y para siempre jamás la ansiada eternidad.


De mi, para ti, Pekeñaja...

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