martes, 24 de julio de 2007

Hoy es uno de esos días, de ferviente letania.

Siento que ya no estas, que ya no me cobija tu dulzura, que mis manos se alargan como para alcanzarte pero ya eres eterna, ya no puedo encontrarte, ya mi alma se muere ¿donde se fue lo que más quise?
Siento como las horas martillean mi cabeza, tu recuerdo es tan nítido que casi puedo verte a mi lado, pero ya no me esperas como antes, ya no te duelo como antaño.
Eres rosa y eres espina, lo eres todo y quieres escaparte, pero me resigno a que mueras, me resisto a saber que ya no estarás cuando te llame.
Como explicar que lo que fue mio ya no es de nadie, como se puede vivir sabiendo que mi amor es delirante, que mata cuando callas y que despierta cuando hablas, aunque ya no hables como antes.
He de seguir pero lo haré en soledad porque no hay esencia que pueda reemplazarte, no hay piel que me demuestre tanta dulzura, no hay labios que besen con tanta ternura.
Y si este es mi destino lo acataré sin más, sin rechistar, como yunque aguantaré su ira, resignado a perderte, a morir en vida.
Condena... condena y castigo es lo que me queda aquí acusado de amar por encima de mi mismo, culpable de pecar, de pecar por tu abrazo, pregunto al cielo: ¿qué tanto mal he echo?
Estoy triste y abatido, mar sin consuelo, no llueve fuera pero llueve dentro. Llueve porque no te tengo y lo poco que me queda lo guardo en secreto, para que no me lo quiten, para que no me acusen de necio.

Me arrebataron el alma, poco a poco se encargaron de robarla como una alimaña, aprovechando el dolor hasta envenenarla y alejarla de mi lado. Prometiendo ¿el qué? si ya lo habías encontrado todo, que esperabas hallar que no te hubiera dado ya... no me dejes imaginar lo que era, porque no quiero creer que solo eso te convenciera... Si era yo el único capaz de alzarte a las estrellas entre burbujas doradas de amor forjadas. Si fui yo el único que me arrodillé ante ti y te hice ver cual mortal era mi condición, que lo di y lo daría todo por un susurro, por un quebranto arrepentido de tu dulce voz.
En la fría noche es cuando vuelves a este, tu caballero, cuando te palpo entre sombras y se que piensas en mi. Se que mueres al igual que yo en tu frío aposento, en tu nube sin amor... Y a lo mejor me aventuro a imaginar lo que sientes... pero eres igual de consciente de que esto es muy grande, de que nunca muere.
Vives en este ser y lo seguirás haciendo, revolviéndote en mi alma como el más bello recuerdo, habitas aquí en lo más profundo de mi, dándome fuerzas para seguir, teniendo un motivo por lo que ser feliz, para volver a encontrarme, arrodillado de nuevo frente a ti.

Porque sabes que te amo, aunque tu quieras negarlo, que lo esconden mis palabras pero lo grita mi alma, y ese grito se que lo escuchas, se que lo compartes por desgracia o por fortuna. Lo llevas escrito, grabado a fuego, mi nombre en tus entrañas conquistando tu recuerdo, obligándote a vivir bajo ese juramente, el que no descansa, el que perdura eterno, el inquebrantable que forjaron nuestros cuerpos.
No me cabe duda alguna, lo difícil fue encontrarte, lo imposible seria olvidarte, lo que quiero es reencontrarte bajo el mismo Julio que forjó aquel beso, bajo aquel cielo que me ató por siempre al eterno anhelo de volver a verte.

No hay comentarios: