lunes, 10 de septiembre de 2007

Me recordarás.

Aunque quieras no podrás
refugiada en otros brazos mis caricias olvidar,
convenciéndote tu misma que así
lo puedes lograr,
que otras manos en tu cuerpo pueden hacerte vibrar.

A tu lecho llegarán
labios y manos temblando recorriéndote la piel.
Desearás que las caricias sean
como las de ayer,
las mismas que te excitaban,
como las que te enseñé.

Y cuando haya terminando tu fiebre de amor,
cuando de nuevo estés sola en tu habitación,
en medio de la penumbra
al pedir perdón
me recordarás llorando.
Me recordarás llorando.

Me recordarás lo se,
llorarás arrepentida como yo lo hice por ti.
Te sorprenderán los días cada nuevo amanecer
preguntando a tu conciencia si gané o si perdí.

Y cuando haya terminado tu fiebre de amor,
cuando de nuevo estés sola en tu habitación,
en medio de la penumbra
al pedir perdón,
me recordarás llorando.
Me recordarás llorando.

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